Ella trabaja en Madrid y se dedica entre otras cosas a la traducción para doblaje. Entre sus trabajos podemos incluir las últimas películas de Disney: Buscando a Nemo, Los Increíbles, Wall-E, Up y Cuento de Navidad. Regularmente, imparte clases de traducción de películas para universidades y asociaciones profesionales españolas.
Para más info: http://www.trujamana.com/
¿Como definirías el proceso de traducción de un guión para doblaje?
Para mí, más que una traducción, es una adaptación cultural que pretende buscar una simetría entre versiones. La idea es que la versión doblada provoque en el espectador las mismas sensaciones que la versión original provoca en su público.
¿Que es lo más complejo de todo el proceso?
Lo más complejo es adaptar sin pasarse (es decir, sin llegar a localizar demasiado las referencias culturales, etc. para no sacar de la película al espectador) y lograr que todo suene natural y no a cine doblado. En mi opinión, lo ideal es que el espectador salga del cine sin que haya pensado en ningún momento en que ha visto una traducción. Y eso es lo más complicado de conseguir.
¿Recordás algunos ejemplos de traducción/adaptación que te hayan resultado un desafío?
En realidad, hay muchos. En casi todas las películas que he traducido me he encontrado, como mínimo, con una situación complicada. He traducido muchas películas para niños y adolescentes, que están especialmente trufadas de chistes, juegos de palabras y referencias culturales (mucho más, diría yo, que una película de arte y ensayo o una de acción).
Recuerdo especialmente un ejemplo de Atlantis, el imperio perdido, quizá porque fue la primera película de animación que traduje para cine y el desafío fue mayor. La película trata sobre un chico que emprende una expedición a la Atlántida y conoce a una chica que ha vivido allí toda su vida. Esta chica, en un momento dado, le hace preguntas sobre las personas que acompañan al muchacho en la expedición. Los nombres de los personajes tienen significado en inglés y ella se hace un lío con la explicación que él intenta darle. La complicación estuvo en que había que mantener el sentido de la escena pero, a petición del cliente, los nombres no se tradujeron al español. Así que hubo que darle muchas vueltas para que la escena en español no resultara absurda.
A veces enseño esta escena en los cursos que doy para que los alumnos vean hasta qué punto puede llegar a complicarse una traducción en la que no pueden ponerse notas al pie...
INGLÉS
KIDA Tell me more about your companions. Your physician, he is called Cookie.
MILO No, that's Sweet.
KIDA What is?
MILO The doctor. He's Sweet.
KIDA Oh, he is kindly.
KIDA (light chuckle)
MILO No, no, no, that's, that's his name.
KIDA His name is Kindly?
MILO No, Sweet. Wha-, (stammers) I-I-I mean, he's kindly, too.
KIDA So all of your doctors are sweet and kindly.
MILO No. W-, uh, well, I, I'm sure some are. Our, ours is, but that's not a requirement. You're missing the point.
KIDA You are confusing me.
AUDREY Wow! Look at all those tattoos.
COOKIE Shoot, that ain't nothin'.
COOKIE Look here what I got. All thirty-eight United States. Watch me make Rhode Island dance. Go on, baby, dance. Dance. There you go.
KIDA Cookies are sweet, but yours is not. Sweet is kindly, but that is not his name. Audrey is sweet, but she is not your doctor. And the little digging animal called Mole...he is your pet?
MILO Close enough.
ESPAÑOL
KIDA Cuéntame algo sobre tus compañeros. El médico se llama Cookie.
MILO (gesto) No, ese es Sweet.
KIDA ¿El que cocina?
MILO No, el que cura. Se llama Sweet.
KIDA Ah, que tenéis un cura. (risita)
MILO No, no, no, que, que es médico.
KIDA ¿Y no cura?
MILO No, es doctor. O sea... (tartamudea) s-s-sí cura.
KIDA Vamos, que es médico y cura al mismo tiempo.
MILO No. O sea, eh, bueno es médico pero no es cura. Nos cura a nosotros, pero es médico. Me estás liando.
KIDA Tú me estás liando a mí.
AUDREY ¡Anda! Mira qué tatuajes.
COOKIE Bua, eso no es ná. Mira lo que tengo yo. Los treinta y ocho Estados Unidos. Mi-ra cómo baila Minnesota. Venga, amiguito, baila. Baila. Eso es.
KIDA Sweet cura, pero no dice misa. Cookie no es médico, pero os da mejunjes. Audrey es mecánico pero le falta un tornillo. Y ese animalito que se llama Mole... ¿es la mascota?
MILO Más o menos.
Nota: Al final de la comparativa de videos agregué la versión de doblaje mexicano. Presten atención a las diferencias en la adaptación incluso en otras partes, como la de los tatuajes.
Yo tengo un hijo que se sabe los diálogos de algunas películas que mira. ¿Que se siente saber que con suerte, ciertas cosas que traducís o adaptás, pueden quedar en la memoria colectiva o pueden trascender de esa manera?
Soy muy consciente de eso cuando traduzco películas infantiles y creo que es una gran responsabilidad. Por eso me esfuerzo mucho en adaptarlo absolutamente todo, incluidos los gestos, las interjecciones y las expresiones de ánimo, que no son iguales en inglés que en español, porque los niños son esponjitas y no quiero que hablen raro por mi culpa. Al mismo tiempo, procuro ser fiel al original y no simplificar el registro de la película, porque opino que los niños necesitan exponerse a palabras que no conocen para aprenderlas.
El otro día, sin ir más lejos, fui a ver Brave (Indomable en España, Valiente en Latinoamérica) con la hija de una amiga, que tiene cinco años. A la semana siguiente, ella todavía se acordaba de la expresión fuegos fatuos (en inglés, will-o’-the-wisp) que aparece varias veces en la película. Si en español hubiéramos caído en la tentación de simplificar el registro «para que los niños lo entendieran» y hubiéramos puesto lucecitas o algo similar, habríamos privado a mi amiguita Olivia de ampliar su vocabulario. Los niños entienden muchas más cosas de las que nos creemos y, además, si no saben algo, preguntan y acaban sabiéndolo. Y, bueno, tampoco se trata de complicar el texto, sino de, simplemente, mantener el registro del original. No vamos a poner a los Teletubbies a discutir sobre filosofía...
A veces, voy por la calle y oigo a niños repetir frases o muletillas de algún personaje de dibujos animados escritas por mí. Eso me hace mucha ilusión, la verdad.
Una vez entregado el material, ¿seguís en contacto con los directores hasta que se termina el proyecto? ¿Para algún proyecto puede que estés en la sala al momento de grabar? ¿Se te consulta durante la grabación?
En general, no hay contacto con el director. Yo envío mi traducción al estudio de doblaje y ellos se la pasan al director, que muchas veces no sé ni quién es. Sin embargo, yo procuro establecer contacto y comunicar al director que estoy a su disposición si me necesita. Algunas veces sí me ha llamado algún director para consultarme alguna cosa, pero no es ni mucho menos habitual. También procuro pasar por la sala de doblaje algún día para saludar al director y al supervisor de la distribuidora, y para ver en directo qué se hace con mi traducción. Me resulta muy útil para entender la finalidad de mi trabajo. Pero no es ninguna exigencia, lo hago por iniciativa propia. Y, una vez que estoy en la sala, a veces aprovechan para consultarme alguna duda, pero no es común. La situación es así al menos en Madrid, que es donde yo trabajo, no sé si en otras zonas de España los eslabones de la cadena de doblaje tienen más comunicación entre sí.
Muchas veces el director realiza correcciones en la sala. ¿Te ocurrió de ver algún doblaje terminado y que esas correcciones no te dejaran conforme?
El ajustador y el director siempre modifican el trabajo del traductor. Los traductores que tienen mucho apego a sus textos y se molestan cuando les cambian cosas no deberían dedicarse a la traducción para doblaje. Nuestro trabajo tiene la finalidad de facilitarle la tarea a todos los que vienen después en la cadena de doblaje y, para eso, es necesario modificar las traducciones. En general, tengo que decir que los cambios que veo en pantalla suelen ser para mejor. Nunca he salido del cine indignada porque hayan estropeado mi traducción, pero sí he salido muchas veces satisfecha con el resultado.
Lo que sí me molesta un poco es que, a veces, en la sala de doblaje se vuelven a introducir en el texto elementos que yo he eliminado a conciencia en la traducción, como la superabundancia de oh del inglés (en frases como «¿Te vienes al cine? ¡Oh, sí!», que ningún hispanohablante normal diría en una situación cotidiana), el famoso oops (que en español, hasta hace poco, no se usaba y se usa ahora porque aparece en las películas), etc. Son detalles que a la mayoría del público le pasan inadvertidos, pero que yo considero importantes. Y eso sí es relativamente fácil que se cuele en sala durante el doblaje, supongo también que por cuestiones de ajuste.
¿El cliente determina ciertos aspectos antes de empezar a traducir/adaptar? Hay términos vedados?
A mí nunca me han pasado ninguna lista de términos vedados ni me han prohibido que utilice determinadas expresiones. En mi caso, siempre me han dado libertad creativa total. Puede ser que después las distribuidoras pasen un filtro por mis traducciones y hagan los cambios correspondientes, pero yo no tengo noticia.
¿En España hay lugares donde se enseñe específicamente traducción audiovisual? ¿Como adquiriste tu experiencia?
Sí, ahora hay muchas facultades de Traducción e Interpretación que ofrecen másteres de traducción audiovisual y que la incluyen como asignatura dentro de sus planes de estudio. También hay centros privados que organizan cursos ocasionalmente. Es una especialidad muy atractiva y los cursos suelen tener bastante demanda.
Pero yo no estudié traducción audiovisual durante la carrera, solo hice un curso intensivo de una semana que el traductor Xosé Castro impartió en la universidad de Vigo. Cuando empecé a trabajar, no me planteé la posibilidad de traducir películas, me dedicaba más bien a la traducción técnica. Pero, un buen día, me llamaron de un estudio de doblaje de Madrid, porque habían llamado a un colega para hacer una traducción y él estaba de vacaciones, así que les dio mi teléfono. Ese primer trabajo salió bien y así empecé a trabajar con ese estudio. Pocos meses después, traduje mi primera película para Disney. Y hasta hoy.
¿Que le podrías recomendar a quienes recién comienzan?
Que tengan mucha paciencia, que los clientes buenos no se consiguen de hoy para mañana, y que no se desanimen. Hay que tener tesón y constancia. También les recomiendo que entren en el mercado compitiendo en calidad y profesionalidad, no en precio. Hoy en día, los precios que se llegan a ofrecer son tan bajos, que siempre habrá alguien que cobre menos que uno; pero cuando uno es serio, profesional, entrega las traducciones a tiempo y tiene al cliente contento, no es fácil encontrar a alguien para sustituirlo, aunque no sea el traductor más barato del mercado. Y, sobre todo, que disfruten mucho de la hermosa e importante profesión que han elegido.
Muchísimas gracias Lucía!
Sebastián Arias

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